Gobernante, escritor en prosa y verso del siglo XVI, nacido en Proaza.
Aludiendo a las noticias que de él da Trelles Villademoros dice Posada en Memorias históricas: “Caballero de la Orden de Santiago, secretario de Estado de Felipe III; a lo que puedo añadir que D. Juan Idiáguez, siéndolo de Felipe II, dejó a su majestad poco antes de morir, tratando de dejar sucesor en el ministerio, y hablando de Prada: “No conozco mejores partes para él. En efecto, entró desde luego en esta plaza, y no solo he visto noticias suyas como de tal secretario en el año 1609 en las órdenes de la expulsión de los moriscos de Valencia, en uno de los autos acordados del consejo en 1604, y en una pragmática sobre comercio con los Países Bajos de Flandes en 1603 y en otras escrituras reales de Felipe III, como quiere Trelles, sino, también el de Felipe II, su padre… En 1587 ya era secretario de estado, según Herrera en su Historia Universal, pues dice que sirvió de secretario a D. Juan de Austria, y, estando retirado en su casa fué llamado para secretario de Estado de Felipe II en 1586 por lo que toca a la guerra de tierra.
El propio González de Posada sospecha que sea este mismo personaje el ensalzado por Lope de Vega en el prólogo del Laurel de Apolo como excelente poeta. “Puede ser éste el poeta”, dice. Y la sospecha la convierte en afirmación en Biblioteca asturiana, seguramente escrita con posterioridad, cuando dice: “Fué esclarecido poeta, según el testimonio del Félix de los castellanos (Laurel de Apolo), en el prólogo:
Don Nicolás y don Andrés de Prada
Castor y Polux sean,
que mejor que los Géminis posean
del fértil mayo la estación dorada,
Allí tendrán laurel, allí victoria,
su fama, honor; y su virtud, memoria,
Que el nombre eterno donde no hay mudanza
piérdele odio y la virtud le alcanza”.
De ese Andrés de Prada elogiado en el Laurel de Apolo se da noticia en la Enciclopedia Espasa como natural de Valencia y autor del tomo con seis novelas, Meriendas del ingenio y entretenimiento de gusto. (Zaragoza, 1663).
En la Biblioteca Nacional, con ese mismo nombre, se guarda un legajo con el título de Cartas al conde de Fuentes.