ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

PRESNO (Marcelo)

Dibujante y escultor contemporáneo, aunque nacido en Méjico hacia 1894, se le ha considerado asturiano y por asturiano se tenía él mismo. Lo eran sus padres, y en Asturias vivió desde antes de su entrada en la adolescencia.

Hijo de un castropolense, uno de los españoles más ricos de Méjico, Marcelo Presno se estableció con sus hermanos en todo un piso del mejor hotel de Oviedo, en tren de vida verdaderamente fastuoso. En esa época, ya iniciado en el arte del Dibujo llevado de su ardiente fantasía, hizo continuos viajes por Europa y pueblos orientales del Mediterráneo. En Italia pasó algún tiempo ampliando y perfeccionando sus conocimientos artísticos y Egipto y otros países le prestaron fantasía para sus temas favoritos.

Un afán de refinamiento, tal vez enfermizo, le llevó a gustar de excentricidades en sus actos y en su propia persona. A este respecto dice de él Antonio Gamoneda (revista La Región,Oviedo.1917): “No hay nada que le preocupe tanto como una bella actitud, un perfume, un color y la perfecta conservación de sus manos quiméricas, que a veces decora con púrpura y amianto, siempre enjoyadas con una sortija fabulosa, un escarabajo que perteneció a Seb, la divinidad favorita de los príncipes de Tebas”.

Hecho a derrochar a manos llenas y sin el más remoto peligro de que pudiera quedar insatisfecho cualquier deseo suyo, la revolución mejicana dejó de pronto totalmente arruinado al padre, y Marcelo Presno se encontró caído en la miseria. No le quedaba otro recurso para vivir que su arte, del que nunca había hecho comercio, y fue preciso que se ingeniera nodos diferentes para explotarlo. Pero le fué bastante mal como mercader. Trasladada a Madrid su residencia, se encontró en el más triste desamparo, y para no pedir limosna públicamente, recurría a pintar abanicos para las tiendas y a otros medios artístico-mendicantes. Anduvo en Madrid poco menos que tirado por la calle, no pocas veces borracho de estupefacientes.

Caracterizaban el arte de Presno en el dibujo, el detallismo, el preciosismo en la manera de hacer una fastuosa fantasía en los motivos y un colorido esplendente.

Se dió a conocer del público primeramente como escultor en las Exposiciones nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid en los años 1915 y 1917, en las que presentó, respectivamente, las escayolas Florinilla y nocturno.

Concurrió también a la Exposición Regional celebrada en Oviedo en 1916, cuando le sonreía el auge económico, con diversos dibujos y algunas pequeñas esculturas, muy celebrados unos y otras. El ya citado comentarista decía en el folleto publicado con motivo de esa Exposición: «Toda la obra de Marcelo Presno se puede decir que es un sueño de poeta, una aventura por lugares de fantasía, una embriaguez de intensos perfumes exóticos”.