Escritor contemporáneo, nacido en Avilés el 15 de mayo de 1888, hijo del reseñado anteriormente y de doña Telesfora Fernández Villa de Rey. Cursó estudios de Comercio en el Colegio de la Merced, que dirigió en esa villa Domingo Álvarez Acebal.
Desde adolescente demostró vocación y facultades para el cultivo de las letras y se ensayó como periodista en El Porvenir de Avilés que dirigía su padre y que, después de fallecido éste, dirigió él algo más dos años. Posteriormente se trasladó a Tarancón (Cuenca) como tenedor de libros en una industria vinícola, Desde aquí envío colaboraciones al Diario de Avilés, que firmaba con el seudónimo de “Taranconín” algunas de las cuales revelaba su adhesión a la doctrina socialista. Pasado algún tiempo regresó a la villa natal y entró a prestar servicios de redactor en el diario La Voz de Avilés, cargo que desempeñó por espacio de unos cinco años. También publicó en el el mismo trabajos de colaboración, firmados, sobre asuntos de interés local.
“Al cesar en su cargo de noticiero de La Voz de Avilés — nos dice Luis M. Alonso (Lumen)—, sorprendió a la dirección enviando todos los días unas cuartillas de colaboración con la firma de Monteavaro, que dicho periódico acogió, aunque ignorando al autor, por tratarse en ellos de la defensa de los intereses y medios de engrandecimiento del puerto avilesino. Dicha colaboración, que se titulaba Diariamente, duró aproximadamente unos dos meses, siendo entonces muy comentada, tanto por el conocimiento que el autor demostraba tener del tema como por ignorarse quién fuera aquél”.
Por ese mismo tiempo desempeñaba en Avilés el cargo de redactor-corresponsal de El Noreste, de Gijón, periódico en que sostuvo en unión de otros avilesinos una larga polémica en favor de la creación de la Junta de Obras del Puerto y Ría de Avilés, organismo a cuya creación se oponía el diario local al que enviaba sus colaboraciones con la secreta firma de Monteavaro. También empleó algunas veces el seudónimo de Fernán Villa Del Rey compuesto con los apellidos maternos.
En el año 1912 decidió probar fortuna en la emigración, entonces desbordante sobre América y se trasladó a Méjico. Residió durante algunos años en Progreso (Yucatán) como empleado de comercio, pero sin abandonar sus ejercicios literarios con frecuentes colaboraciones de siempre en periódicos de ese estado mejicano.
Se trasladó después a Cuba. También dedicado al comercio se estableció en Pinar del Río (capital), donde contrajo matrimonio con Conchita Cantó Capote en 1922. Desde su arribo a Cuba colaboró en diversos diarios y revistas de la Habana, entre los que figuran El Mundo, Diario de la Marina y Asturias. En 1923 fundó en Pinar del Río el periódico Heraldo Pinareño, del que sigue siendo director-propietario actualmente (1934).