ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

RIBERA (Diego de la).

Uno de los varios marinos asturianos del siglo XVI que se hicieron célebres sirviendo a las órdenes del adelantado mayor de La Florida, Pedro Menéndez de Avilés.

Era hijo de don Diego González de la Ribera y de dona María de Hevia, y probablemente nació en Oviedo, donde su padre estuvo avecindado y fué teniente corregidor.

Nada cierto históricamente se sabe de él hasta que se le encuentra a las órdenes de Pedro Menéndez con motivo de la conquista y colonización de La Florida. En 1568 el Adelantado le confirió algún tiempo el gobierno de la isla de Cuba. Dos años después proponía en carta al rey que le destinara a capitán de uno de los navíos que mandaba Diego Florez Valdés.

En 1571 regresa a España como almirante de una escuadra de seis galeones mandada por el general Rodrigo Adan de Igarza y continua después con mando en otras importantes navegaciones.

Desde el año 1576 al 80 desempeñó el cargo de tesorero de la Armada de Guarda de Indias. Se sabe que durante este tiempo, y en colaboración con Martín Pérez de Olazábal, redactó un informe a rey sobre las reformas que debía introducirse en dicha Armada. Acaso se trata de su primer escrito, acreditativo de la competencia de sus autores.

Según Álvarez de la Rivera, a quien principalmente seguimos en estas anotaciones (tomo I de la Biblioteca Histórico-Genealógica Asturiana), “los sueldos a que tenía derecho por estos servicios no le fueron pagados sino muchos años después, y subían a un cuento y 401.254 maravedises”’.

Al ser organizada la gran flota con destino a la colonización y defensa del estrecho de Magallanes, en 1581, bajo el mando de Flórez Valdés, a Diego de la Ribera se le dió el cargo de almirante en la nave San Juan Bautista. Tomó parte en esa malaventura del estrecho de Magallanes sirviendo de mediador en las disidencias surgidas entre Flórez Valdés y Sarmiento, a causa principalmente de las innúmeras circunstancias adversas que les impedían realizar la misión que llevaban, hasta que se retiró con el primero de ellos a Río de Janeiro, convencidos de tal imposibilidad.

Al regresar a España Flórez de Valdés, éste nombró a Ribera General de la Armada del estrecho y almirante a Gregorio de las Alas, en 1583. Delegó en Ribera las más amplias facultades para que, pasado el invierno, dejara a Sarmiento (que estaba destinado como gobernador de aquellas inhóspitas tierras) con no menos de trescientos hombres y provisiones para un año. De sus gestiones para preparar y llevar a término esa segunda tentativa de poblar el estrecho, escribió una Memoria al rey.

En diciembre del 83 llevó a cabo tal empresa y, tras nuevas peripecias de todo orden, la dio por cumplida en febrero del año siguiente, dejando a Sarmiento, como se le había ordenado, con gente y provisiones. Luego emprendió el regreso a España y arribó a Sanlucar en setiembre de ese mismo año 1584.

Disfrutó luego de licencia algún tiempo, y acaso fue por entonces cuando contrajo matrimonio con doña Catalina de Arango.

En 1588 volvió a tomar parte en expediciones a través del Atlántico, como general de la Armada de Indias. En calidad de tal salió al año siguiente de Cádiz al mando de una flota de unas veinte naves, conduciendo en la nao capitana al octavo virrey del Perú, marqués de Cañete.

Nada más se sabe de él después de 1590, fecha en que se le ordena por el rey una nueva expedición a Indias con el también general Orive, a las órdenes de éste.

Figuran varios escritos de Ribera en la obra Descubrimiento del estrecho de Magallanes, del P. Pastells, y hay algunos manuscritos suyos en el Archivo de Indias, de Sevilla.