De Madrid. Director de la Sociedad Hulleras de Turón. Considerado asturiano. Cultiva las letras como solaz de sus muchas ocupaciones. “Persona – nos dice Juan Ibero – de loables prendas morales, que ha sabido captarse el aprecio de sus obreros casi sin excepción”.
Asesinado cuando la revolución de octubre de 1934. Trasladado su cadáver a Madrid e inhumado el 22 de ese mes en el cementerio de la Almudena. Era un gran benefactor de los obreros.