ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

SANCHEZ BUSTILLO (Cayetano).

Político y escritor del siglo XIX. Una de esas vidas que pasan sin meter ruido, entregadas totalmente a la eficacia de su trabajo, sin importarles el brillo personal.

Nació Cayetano Sánchez Bustillo en Llanes en 1839. Desde niño reveló una extraordinaria capacidad para las Matemáticas, y al conocimiento de ellas se inclinaron sus estudios. Cuando andaba por los dieciséis años de edad, otro llanisco ilustre, Lorenzo Nicolás Quintana, le tomó bajo su protección proporcionándole en la Dirección General que desempeñaba en el Ministerio de Hacienda un cargo de oficial, retribuído con seis mil reales al año.

De tan modesta manera comenzó Sánchez Bustillo una carrera administrativa. En ella, por su aplicación al estudio de materias económicas y hacendísticas, llegó a ser una autoridad indiscutible dentro de dicho Ministerio de Hacienda, respetado por todas las mudanzas políticas, fuesen del color que fueren, por encontradas que estuvieran con su posición de hombre profundamente conservador. “El celo e inteligencia que desde luego principió a demostrar el joven oficial en las cuestiones económicas —dice Fr. Fabián Rodríguez García—, echaron la base de su alta reputación ulterior, hasta el punto de que casi todos los ministros de Hacienda, desde entonces, se fijaron en él y le encomendaron trabajos de importancia. Tal lo hicieron, entre otros, Salaverría, Barzanallana, Orovio, Ruiz Gómez, Echegaray Y Martos, que le tuvieron constantemente a su lado, recompensando sus buenos servicios con ascenderle a oficial primero del departamento dicho y subsecretario del mismo”.

Desde luego, en no pocos casos, los ministros conquistaron éxitos estampando su firma en disposiciones estudiadas y redactadas por Sánchez Bustillo. Alguna vez la ordenación de los presupuestos nacionales corrió exclusivamente a cargo suyo y realizó trabajos no menos arduos y complicados. Su competencia y cumplimiento del deber eran de tal modo intangibles que durante la República de 1873 se le encomendó en dos ocasiones interinamente la Subsecretaría del Ministerio, aun cuando se le conocía como adversario de ese régimen político.

Por los años anteriores al citado cambio de régimen desplegó actividades de escritor, casi siempre sobre temas de Economía y Hacienda, en diversas publicaciones madrileñas, El Reino entre ellas. Nunca abandonó por completo esas actividades literarias y en años posteriores continuó dando muestra de sus conocimientos desde la Revista de España y otras publicaciones. — Su carrera política, propiamente dicha, entronca con la administrativa después de restaurada la Monarquía con Alfonso XII. Ostenta representación como diputado a Cortes, siempre por distritos no asturianos, desde las Constituyentes de 1876, electo por Caldas de Reyes (Pontevedra), hasta 1885, con acta sucesivamente por los distritos de Cañiza, de esa misma provincia, y Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).

Su posición es francamente conservadora, pero no actuaba en la política militante, sino en cuanto sus grandes conocimientos técnicos le obligaban a ello, lo que le permitió intervenir con autoridad y brillo en debates parlamentarios y trabajos de las Comisiones del Congreso. En 1886 Asturias se acordó de él y le eligió senador, representación que tuvo hasta 1891. Por fin, el 13 de junio de 1896 le fué concedido un puesto en el Senado con carácter de vitalicio.

Asociadas a sus actividades parlamentarias desarrolló las de algunos altos destinos. En una crisis parcial producida en el Gobierno presidido por Antonio Cánovas del Castillo, se le encargó del Ministerio de Ultramar, que regentó desde el 19 de marzo de 1880 al 8 de febrero del año siguiente, Desempeñó su cometido con acierto, como igual competencia demostró al ser diez años después alcalde-presidente del Ayuntamiento de Madrid. Por cierto que en esos casos demostró una modestia y una generosidad verdaderamente ejemplares. Queriendo Jesús Pando y Valle publicar un panegírico y un retrato de Sánchez Bustillo al ser nombrado ministro, escribe: “No sólo nos ha sido ocioso buscar una simple fotografía suya, antigua o nueva, sino que nunca vistió más uniforme que su modesto frac, ni adornó su pecho con cruces y bandas que se le han concedido sin solicitarlas, como justo premio de especiales servicios”.

Y al dejar la Alcaldía de Madrid, cedió al Montepío municipal las veinticinco mil pesetas que tenía asignadas para gastos de representación.

Dejó esa Alcaldía en agosto de 1890 para desempeñar funciones más en consonancia con su preparación intelectual: las de gobernador del Banco de España. Después fué director del Banco Hipotecario y más tarde del Banco Español de Crédito.

Entre los últimos altos destinos que estuvieron a su cargo figuran el de miembro del Consejo de Estado en 1905 y ministro de Hacienda en febrero de 1908.

En este mismo año, el 19 de setiembre, falleció en Madrid.

 

Trabajos sin formar volumen:

I.—La cuestión de Oriente, según los documentos diplomáticos. (En la Revista de España, Madrid, 13 y 28 de noviembre y 13 de diciembre de 1877; tomo LIX).

 

Referencias biográficas:

Pando y Valle (Jesús).—Un nuevo ministro asturiano: Don Cayetano Sánchez Bustillo. (En Hustración Gallega y Asturiana, Madrid, 28 de marzo de 1880).