ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

URIA Y RIEGO (José Francisco).

Funcionario, político y escritor que floreció a mediados del siglo XIX y al que una muerte prematura acaso ha impedido escalar altos puestos en la gobernación del Estado. “Para el incansable y malogrado Uría —dice Canella y Secades en Iconoteca asturiana— fueron tan merecidos y unánimes el reconocimiento y aplauso públicos, deteniéndose ante sus méritos, laboriosidad y justificación, las pasiones políticas, las rivalidades locales y la mezquina envidia que frecuentemente liman y cercenan la reputación y el aprecio de los funcionarios”. ‘

Nació este político en Santa Eulalia (Cangas del Narcea) el 16 de febrero de 1819. Fueron sus padre don José de Uría y doña María Josefa del Riego y Núñez, ambos descendientes de familias nobles. Hechos los estudios preparatorios para seguir una carrera universitaria, se trasladó a Oviedo como discípulo de la Universidad. En ella cursó los estudios de la Facultad de Filosofía, en la que recibió el grado de bachiller. Siguió después los de la Facultad de Jurisprudencia, graduándose de bachiller en Leyes en 1839 y de licenciado probablemente en 1843. Fué , en la Universidad condiscípulo de varios asturianos que luego brillaron en el terreno de la política, entre ellos José Posada Herrera, de quien habría de ser muy protegido años adelante.

Después de concluída la carrera se trasladó a Madrid con el propósito de consagrarse a servicios del Estado. Por espacio de algunos años, hasta el de 1854, desempeñó puestos secundarios en el Ministerio de la Gobernación. Pero no cobró vuelos su personalidad hasta su elección como diputado a Cortes en 1857 por el distrito de Cangas del Narcea (entonces, Cangas de Tineo), representación que tuvo hasta su fallecimiento, un lustro después.

Durante el Gobierno presidido por O”Donnell y en el que fué factor de la máxima importancia Posada Herrera, Uría y Riego desempeñó el cargo de director general de Obras Públicas (1858-62), siendo Cervera ministro de Fomento.

En ese alto Cargo acreditó a la vez su idoneidad y su honradez.

Propulsó las obras de utilidad pública cuanto se lo consintieron las disponibilidades económicas de la Hacienda; a su estudio fueron debidos también los anuarios de comunicaciones correspondientes a los años 1859 al 61.

El amor a la región natal era en él tan apasionado que, en el cumplimiento de sus deberes de director general, se puede decir que faltó a ellos en provecho de Asturias. En el tiempo que desempeñó ese destino se calcula que invirtió en oras públicas regionales unos cuarenta y ocho millones de reales. Cifra exorbitante entonces. Quizá desatendió otras provincias por favorecer a la de nacimiento, a la que envió gran número de ingenieros a estudiar trazados de caminos, puertos, puentes, etc. La realización del proyecto de ferrocarril por suelo asturiano tuv en él sus sus mayores desvelos, hasta que consiguió que las obras salieran a subasta, precisamente fijada la fecha para el día anterior en que Uria y Riego había de fallecer. (Por su parcialidad en favorecer los intereses asturianos se le combatió en algunas ocasiones en el Congreso de los Diputados, con lo que pasó por algunas contrariedades, pero de todas salía victorioso y sin propósito de enmienda).

Uría y Riego mantuvo siempre una gran vocación por las letras, como exteriorización de sus estudios de carácter económico y administrativo, por lo que es posible que se haya ejercitado desde estudiante en actividades literarias; pero desconocemos su labor anterior a 1856, fecha en que empieza a colaborar en El Faro Asturiano de Oviedo, cuyo director Protasio González Solís, dice de él: “ Uría, aunque de condiciones sobresalientes para la política , consideraba que los intereses materiales del país reclaman preferente atención del Gobierno y de los hombres de Estado; así lo reveló desde los primeros artículos en el Faro Asturiano, pues generalmente hacía caso omiso de las candentes polémicas de los partidos, para ocuparse de agricultura o de otras industrias”. Además de esas colaboraciones se conocen de él las dos memorias anotadas.

Muy delicado de salud, se trasladó a Alicante en busca de un clima benigno que aliviara sus males, y falleció en esa ciudad el 24 de marzo de 1862, con solo cuarenta y tres años de edad.

Atenta a sus entusiasmos y desvelos en favor del progreso de Asturias, la Diputación provincial colocó en su salón de sesiones, poco después de fallecido Uría, un busto suyo, obra del escultor asturiano José Grajera. Oviedo, Gijón y Cangas de Narcea, en diferentes ocasiones y con posteridad al homenaje indicado, rindieron tributo a su memoria poniendo el nombre de Uría a calles de las tres poblaciones.

 

Obras publicadas en volumen:

I—Memoria sobre el estado de las obras públicas en España a finalizar el primer semestre de 1859. (Madrid. 1859).

II.—Memoria sobre el progreso de las obras públicas en España en los años de 1859 y 1860. (Madrid, 1861).

 

Trabajos sin formar volumen:

1.—Varios artículos. (En la obra Memorias asturianas, de Protasio González Solís, Madrid, 1890).

 

Referencias biográficas:

Alvarez (Germán).—El Ilmo. Sr. D. Francisco Uría. Apuntes biográficos, (En la Ilustración Gallega y Asturiana, Madrid, 18 de febrero de 1880).

Idem.—Los asturianos de ayer. El Ilmo. Sr. D. José Franciscó Uria. (En El Carbayón, Oviedo, 26 y 27 de febrero de 1886).