ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

VEGA (Anselmo).

Uno de los más inspirados y emotivos poetas asturianos contemporáneos, apenas conocido en España y poco conocido también en Asturias a causa de haber florecido en Cuba, donde residió muchos años y donde murió. Gozó en la República de una reputación, ganada con la publicación de sus versos en periódicos, con la publicación de tres libros, recibidos con elogios por la crítica, y con la conquista de varios galardones públicos.

Anselmo Vega fue un poeta de exquisita ternura. Dos sentimientos, entre todos, hacían vibrar más propiciamente su lira: el amor y el patriotismo. El amor tal vez le ha inspirado la mayor variedad de rimas:

Que donde empieza el amor,

la divina gloria empieza.

Que en amor, hasta el dolor

es manantial de belleza.

La sensación de que el enamorado ve todas las cosas a troves de la mujer amada, nos la da de esta admirable manera:

Bello río que reflejas

estos ojos tan divinos,

cuando te alejas, ¿no dejas

luz en todos los caminos?

El último de sus libros es todo de poesía amatoria, inspirado por la novia que fue su esposa y a la que está dedicado:

Yo escribiendo, tú inspirando,

fuimos este libro haciendo,

llenos de amor. ¿Cómo y cuándo?

Ibamos juntos soñando,

tú inspirando, yo escribiendo.

Las añoranzas de la patria lejana fueron, sobre todo en los primeros tiempos del poeta, los motivos más dilectos de su lira:

La patria, de lejos, es astro

que en todos los pechos su luz tornasola.

Su amor nos parece más puro, más fuerte,

más claro su cielo, más grata su sombra,

sus campos más verdes, sus ríos mas líricos,

más anchos sus mares, más altas sus lomas.

«Y de esta dulce y suave melancolía – hemos dicho en otro lugar – florecida por el amor patrio, está empapada su labor poética. El misterio de este dolor sutil se descubre fácilmente al advertir que en el país de las palmas, el jipijapa y el bolero, el poeta no olvida los castaños y los robles, la capa y la mantilla, la guitarra y la pandereta”.

Fué Anselmo Vega en la vida lo que en la poesía: hombre de trato tan exquisito como sus versos.

Anselmo Vega nació en la villa de Luanco el 11 de febrero de 1892, en hogar de desenvuelta posición económica a expensas de un comercio de ultramarinos administrado por su padre, don Paulino. En la villa de nacimiento cursó los estudios elementales y los primeros cursos de la segunda enseñanza en el Instituto local fundado por el filántropo don Mariano Suárez Pola.

«Ni fue chico precoz –citamos palabras nuestras- ni estudiante de excepcionales méritos. Su imaginación y su pensamiento más dispuestos estaban a urdir travesuras que a dejarse seducir (entonces, atormentar) por maestros y libros. Un día sucedió, como suele suceder en los adolescentes de familias modestas, que mellaron arteramente su alma unas palabras inquietantes, tales como la necesidad de trabajar, porvenir incierto, labrar una posición… Y otro día confió sus cuitas al mar -ese mar del que él se consideraba dueño, como un tritón, cuando saltaba, pantalón a la rodilla, de roca en roca. Con los ojos deslumbrados por primera vez ante su inmensa hermosura, oyó alucinado un canto de sirena. América sonó en sus oídos, entonces, evocada en magnífica leyenda de áureostonos, como tierra propicia a cuajar todos los sueños y todas las ambiciones. Bastaba ser atrevido para cruzar el Océano, y como esto descifraba más fácil y rápidamente el enigma de aquellas palabras turbadoras trabajo, porvenir, posición, que las promesas de libros y maestros, Anselmo Vega sintióse aventurero, un precoz aventurero de catorce años, y partió a la conquista del mundo, sin más que la lanza ideal de una quimera. La realidad, la torpe, la incisiva realidad, en tierras de Cuba, apaleó al soñador que llevaba dentro. Pero, en vez de humillarse, como los más de cuantos pasan por tal prueba, sólo entrego una parte de si mismo a la preconcebida empresa de alcanzar una espléndida posición, posible únicamente de una manera esclavizadora, mercenaria y lenta. La desilusión fue en él manantial de ilusiones y no de avideces materiales. De esta manera se forman todos los intelectuales españoles que en América surgen y florecen. Sintió como ellos en el fondo del alma una atormentadora rebeldía y el corazón colmado de ansias de volar al infinito. Y así, Anselmo Vega se encontró al soñador que llevaba dentro convertido en poeta, de la misma la manera que los más de los aventureros emigrantes convierten el suyo en ‘mercaderes”.

Anselmo Vega se dedico en la Habana a trabajos de oficina comercial, atento al enriquecimiento de su ilustración con la lectura asidua, lo que le permitió desarrollar con perfección creciente sus ensayos literarios, principalmente en verso, condenados al principio durante bastante tiempo al conocimiento privado de sus amigos. Hasta que vino a sacarle del anónimo el premio alcanzado con un cuento de sabor asturiana, La moza está triste, en un concurso abierto por el periódico habanero Crónica de Asturias. Desde entonces el prosista, y mucho más frecuentemente el poeta, comenzó a dar al público los frutos de su inspiración, muchas veces escritos con la misma pluma con que minutos antes había hecho la tarea de mero copista de llevar una partida al libro de Caja o al Mayor.

Con una selección de esas composiciones desperdigadas en diarios y revistas publicó su primer libro, Peregrinación, en 1917, que fué saludado por la prensa con alabanzas. En 1921 apareció otra selección de composiciones suyas bajo el título de Horario, libro dividido en doce grupos correspondientes a las doce horas y que la crítica recibió con ponderaciones. Por nuestra parte escribimos a la publicación de este libro: “Horario es un precioso manojo de pliegos, en los que el autor ha volcado en recuerdos, ilusiones y esperanza, la copa de su alma, con la que brinda optimismos de un alto y hondo ideal de vida, cual nos ofrece, y vaya por vía del ejemplo, en las bellas composiciones tituladas El amor de una noche, La flor del pecado y Ella, un primoroso soneto que invita a repetir lecturas… Como en su primer libro, Peregrinación, en Horario, el poeta recoge una colección de sus justamente celebrados Madrigales, en los que derrocha la frescura juvenil de unas muy gratas emociones. Los madrigales pudieran pasar como lo más característico de este poeta, al igual que los sonetos en los Argensolas, los poemas cortos de Núñez de Arce, las Rimas en Bécquer y las Doloras de Campoamor. Estos nuevos Madrigales de Anselmo Vega pecan, en mi particular opinión, de ser menos breves de lo que el madrigal clásico exige; pero todos son preciosos y verdaderamente genial el que el titula El robo, donde una encantadora mujer niega con displicencia un beso… porque ansía que se lo roben. Sería un madrigal divino, si no fuera tan humano, que diría Cervantes”

Poco tiempo después la personalidad poética de Anselmo Vega recibía una rotunda consagración. En un concurso celebrado en la Habana bajo los auspicios del Correo Español conquista los dos primeros premios con dos bellísimas composiciones, y el éxito le coloca ya definitivamente entre los mejores poetas que brillan en Cuba y en el primero de los que florecían en la colonia española.

En 1921 entrega al público su libro íntimo Como el cáliz de una rosa, y en ese mismo año otro galardón literario aupa nuevamente su fama: tal fué el premio alcanzado en unos Juegos Florales de Santiago de Cuba con su Carolo a Iberia.

Al cabo de una permanencia en Cuba de veinte años y poco después de haber contraído matrimonio, Anselmo Vega regresó a España. No venía precisamente en viaje de recreo. sino a restaurar estragos que en su salud venia causando desde anos atrás la tuberculosis. Duró su estancia en España desde la primavera de 1926 hasta el otoño de 1927. Residió en climas distintos en vida de reposo, con lo que experimento alguna mejoría. Pasó por el júbilo de que naciera su primogénito y por el dolor de perderle a los pocos meses de nacido. Con la satisfacción de que en todas partes se le acogiera con cariño, como lo demostró principalmente la villa de nacimiento agasajandole en agosto del 26 con un banquete, y a amargura de ver que los progresos en su salud no eran los que esperaba encontrar en la patria, Anselmo Vega regresó con su esposa a la Habana, y en esta ciudad dejó de existir, poco despues, el 19 de enero de 1928.

 

Obras publicadas en volumen:

I- Peregrinación. (Habana, 1917; poemas).

II.-Horarío. (Habana, 1921, ídem, con prólogo de M. Isidro Méndez).

III.- Como el cáliz de una rosa. (Habana, 1924; ídem).

 

Referencias biográficas:

Suárez (Constantino)._El «Horario» de Anselmo Vega. Apostillas. (En el Díarío Españof, Habana, 29 de noviembre de 1921).

Idem.-Anselmo Vega. (En El Comercio, Gijón, agosto de 1926).