ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

VILLA (Gonzalo).

Pintor contemporáneo, nacido en Infiesto en abril de 1905, hijo de don Agustín Villa y doña Mercedes Cueto. Sin que hubiese recibido completa la instrucción primaria, a los diez años de edad se trasladó a la Argentina. En Rosario de Santa Fe completó esos conocimientos y trabajó como oficinista después de cumplidos los diecinueve años.

Su verdadera vocación le apartaba crecientemente del trabajo cotidiano. Desde niño había sentido inclinación por las manifestaciones estéticas, especialmente por el Dibujo y la Pintura, que comenzó a practicar como autodidacta. Después disciplina esos conocimientos, a partir de 1924, como alumno de la Escuela Profesional Nocturna.

«Lo enviaron a cosechar onzas a la Argentina en calidad de emigrante, y aquí del cuento famoso del indiano millonario, que llegó con cuatro baúles del tamaño de una casa, y cuando, a sus espaldas, los abrió la familia para ver cuánto heredaban si el indiano sufría un accidente, sufrieron el chasco padre. Los baúles venían cargados de libros viejos, leídos y releídos. Igualmente, Gonzalo Villa, en vez de aprovecharse vendiendo pensas de bacalao a buen precio, le dio por la pintura, se le llenaron los ojos de colores, estudió hasta donde pudo, echó su corazón al camino y empezó a pintar paisajes de aquí y de allá, cargados de bríos fuertes y de audacias nuevas. Y un día se presentó en Asturias con su bagaje sentimental. Se empapó del orbayo de la quintana durante cuatro años de pincel y almadreña, en calidad de cazador de neblinas y ahora está en Madrid».

Antes de asentarse en Madrid se había dado a conocer públicamente con éxito como pintor en la Exposición de Arte Asturiano celebrada en Gijón en el verano de 1928 y, poco después, en la primavera del año siguiente, con una exposición individual en el Ateneo Popular de Oviedo. En ese mismo año 1929 concurrió al Salón de Otoño de Madrid, con tres cuadros, y también al Pabellón Asturiano de la Exposición Hispano-Americana, de Sevilla. Y en 1930 fue expositor nuevamente en el Salón de Otoño y, poco antes, en el Certamen Provincial del Trabajo celebrado en La Felguera.

Ya era entonces Gonzalo Villa un pintor conocido y se podía decir de él lo que dijo algún comentarista: «Su pintura es pujante. Tiene colorido y ansiedad. Y esto ya es algo. La mayoría de sus cuadros son de asuntos asturianos. No hay duda que es un pintor. Lucha consigo mismo y lucha con el ambiente. No obstante, es una moneda tirada en alto. La suerte le hará caer de cara o de cruz. Pero la moneda es de plata legítima».

Gonzalo Villa marchó de nuevo a la Argentina. Acaso pensó en una probable mayor facilidad para alcanzar los éxitos artísticos y económicos que apetecía. No lo hizo sin viajar antes algo por España y Francia, en cuya ocasión desarrolló actividades de cronista en colaboraciones enviadas al periódico El Santa Fe de esta ciudad rioplatense . Ya situado de nuevo en las riberas del Plata, celebró en Buenos Aires, en 1931, dos exposiciones individuales, ambas con éxito en los salones de La Peña, primero, y en el Club Español, después. Sus óleos y acuarelas de sabor asturiano encontraron abundantes elogios y compradores. El éxito pleno en España le seguía acuciando como un deseo un tanto obsesionante y después de una permanencia de dos años en la Argentina regresó a la tierra de nacimiento o, mejor dicho, a Ceceda, en el concejo de Nava, cantera de sus motivos pictóricos. La ocasión del triunfo pleno no se presentó por entonces tampoco. Apenas la tuvo para dar a conocer nuevas muestras de su arte. Sólo tenemos noticia de su concurso al Salón de Otoño de Madrid en 1933. Al año siguiente volvió a cruzar el Atlántico, y en la Argentina continúa residiendo actualmente (1936),

Gonzalo Villa padece de una pertinaz sordera, defecto que no parece le apene gran cosa y del que sabe burlarse con su fresca socarroneria asturiana.