ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

GONZALEZ BLANCO (Andrés) (II)

Hijo del anterior y hermano de los dos que le siguen. Prolífico escritor contemporáneo: todos los géneros literarios le fueron accesibles y en todos ha dejado obras muy estimables. Cejador ha dicho: “Escribió poesías de tono provinciano, bien coloreadas y armoniosas; compuso novelas juveniles, sobre todo de color regional, con frescura de inspiración y suelta mano: pero ha trabajado más en la crítica de autores y obras modernas de España y América, siendo de los que mejor conocen la literatura castellana contemporánea. Lanzado algo prematuramente en campo tan espinoso y que requiere vastos conocimientos de la historia literaria de otras épocas, que no ha dado muestras de conocer a fondo, tanto. Por lo menos, como la contemporánea, castellana y extranjera, notóse en sus primeras obras la fogosidad juvenil por lo voluble y poco asentado de algunos de sus juicios y lo variable de sus principios estéticos”.

Más grave aún que la ligereza de juicio en sus especulaciones literarias, en las que abundan indudables aciertos, era su afán de recargar los escritos propios de citas ajenas, demostrativas, sin duda, de sus muchas lecturas, de las que parece hacer gala constantemente, despreocupado de la utilidad y del interés que han de ser norte de todo el que escribe para instruir. En este sentido le ha enjuiciado don Ramón María Tenreiro (La Lectura, Madrid, 1912), comentando el libro Elogio de la crítica, de la siguiente humorística manera: “Es un archimillonario de citas. Yo me figuro que, como el Gregorio el botero, de Zuloaga, va por el mundo abrazado a un corambre donde guarda el chispeante licor de la sabiduría, y cuando hinca la espita en el inflado cuero, surte por ella, clamoroso, tan descomunal torrente de aforismos, paradigmas,sentencias, máximas, paremias, en todas las lenguas de la humanidad, vivas y muertas, referentes a toda clase de asuntos, tomados de todos los imaginables autores, que el bueno del escritor, propietario del pellejo, quien se proponía trazar un lindo y mesurado artículo, con un grave pensamiento ajeno prendido en mitad de él, como condecoración en el pecho, para dar decoro y prestancia a sus propias ideas, atúrdese con la cascada y no sabe adónde acudir con su pluma… Cada uno de los ensayos de este volumen es una de las tales desventuras hidráulicas el pensamiento del autor intenta flotar vanamente sobre el piélago tempestuoso de las frases sabias, y es anegado sin remedio; al final sabemos muy bien lo que dijeron Pitágoras, Voltaire y Ben Jhonson, pero ni el ensayista ni nosotros sospechamos lo que quiso revelar González Blanco”.

De esa su lastradora propensión cabía esperar la enmienda en González Blanco y puede advertirse que iba camino de ello en sus últimas producciones. Si ciertamente no estaba dotado de un espíritu crítico sutil, tenía bien dispuesta ponderación y no carecía de ideas propias, además de amplia cultura literaria y de dominio del idioma al. Con haber conseguido frenar el prurito de que se le reconociera hombre enterado de todo, habría podido alcanzar consideración y fama como uno de los polígrafos españoles contemporáneos de más robusta personalidad. Porque es de advertir que cuando le llegó la hora de la muerte contaba sólo treinta y ocho años, con lo que no había entrado en esa madurez que va de los cuarenta a los sesenta y que suele ser el periodo en que el intelecto humano ha producido las mejores obras. Cabía esperar que se calmara en él la fiebre que le llevó a publicar cerca de sesenta tomos y un conjunto semejante de trabajos diseminados en periódicos y revistas, en el espacio de unos veinte años, y que entones cimentara su nombre, de todos modos brillante, con obras de una mayor serenidad. Pero la muerte truncó esa esperanza.

Como Clarín en Zamora y Ramón Menéndez Pidal en La Coruña, Andrés González Blanco nació en Cuenca. Aparte de esta circunstancia, todo lo demás en él era asturiano: la ascendencia, la convivencia, los gustos y las devociones más hondas de su espíritu. Su pace ejercía a la sazón y por eventualidad el cargo de inspector de primera enseñanza en Cuenca, donde nació Andrés el 21 de agosto de 1886, y no la de 1888 como se anota en la Enciclopedia Espasa. Dos años después familia se trasladaba a la villa de Luanco.

En Luanco transcurrió su infancia y aquí cursó los estudios elementales. Después, a los once años, movido más por los consejos familiares que por la propia vocación, ingresó en el Seminario conciliar de Oviedo con el propósito de seguir la carrera eclesiástica; en él permaneció desde 1897 hasta 1903. Se distinguió en este centro por su aplicación al estudio, asistido de una clara inteligencia, condiciones que le Valieron altas notas y premios.

Su vocación literaria se reveló durante sus últimos años en el seminario. Sus versos primerizos, entonces compuestos, quedaron inéditos y sólo fueron conocidos de los escolares de su cuerda, porque todos ellos rebosaban protestas y rebeldías contra el ambiente de aquel Centro de enseñanza. Lo primero que publicó fué un trabajo en prosa en un “periodiquín” ovetense.

Los propósitos de seguir la carrera eclesiástica se quedaron a menos de mitad de camino. En 1904 se trasladó a Madrid para cursar Filosofía y Letras. La vocación le llevaba a esas disciplinas, peto el temperamento se revelaba contra los estudios regulares. (Andrés tuvo, en efecto, el proyecto de estudiar la carrera indicada, pero lo cierto es que ni siquiera llegó a recibir el grado de bachiller, que pretendió obtener como alumno no oficial aprovechando algunas convocatorias de exámenes. La vocación al ejercicio de las letras le absorbió por entero entonces y esos proyectos se quedaron en tales).

El fracasado estudiante universitario se convirtió rápidamente en un escritor que encontraba franca acogida en las más importantes publicaciones madrileñas: España Nueva, La República de las Letras,(revista en la que ha empleado el seudónimo de Luis de Vargas), La Lectura, Nuestro Tiempo y otras.

Hombre de gran capacidad de estudio y de trabajo, unía a estas cualidades exquisiteces de carácter y admirable don de gentes, todo lo cual le proporcionó un lugar brillante entre los hombres de letras. Un Premio alcanzado en 1908, en concurso público abierto por el Ateneo, con su estudio sobre la novela española contemporánea (número VI), fué como la consagración literaria de González Blanco. Adolece este trabajo, como todos los suyos de este orden, de los defectos que más atrás apuntamos; pero contiene, entre las apreciaciones equivocadas y las exaltaciones de valores olvidados por nulos, abundante material digno de toda consideración habida cuenta de su utilidad.

Puede considerarse como un paréntesis en su vida social y literaria la permanencia en Oviedo desde 1911 al 12 como redactor-jele del diario El Carbayón. Aparte de esa ausencia y de sus breves temporadas en Asturias y viajes por España y Europa, su corta vida estuvo del todo vinculada a Madrid. Con su copiosísima producción en volúmenes de literatura amena y de orden especulativo y en numerosas colaboraciones, entre las que figuran: el diario El Imparcial y las revistas Blanco y Negro, La Ilustración Española y Americana, La España Moderna, Nuevo Mundo, La Esfera y otras, de Madrid, y varias extranjeras, cuales Puerto Rico Ilustrado, Caras y Caretas, de Buenos Aires, y El Figaro, de La Habana, alternó el desarrollo de múltiples iniciativas de orden cultural. El Ateneo, sobre todo, fué para él como un segundo hogar, y en él desempeñó con acierto y estimación diferentes cargos directivos, entre otros el de presidente de la Sección de Literatura: en la tribuna del Ateneo conferenció más de una vez y en esta casa le fué premiado un estudio sobre Pérez Galdós, que ha quedado inédito.

Pocos casos habrá tan excepcionales como el de Andrés González Blanco, quien parece haber descubierto una nueva dimensión del tiempo. La sola producción original y el estudio previo que ella supone parece superior a la medida que da su corta existencia. Y, sin embargo, no sólo hizo vida exterior normal, sino que aún tuvo tiempo para estar al frente de periódicos como La Noche, en calidad de redactor-jefe; La Jornada, que dirigió, y la revista Mundo Latino, de su fundación Y dirección. Y a esto habrá que añadir sus numerosas traducciones, especialmente de francés y del portugués, anónimas unas y firmadas otras, entre las que figuran algunas obras de Eça de Queiroz.

Dejó de existir Andrés González Blanco el día 21 de octubre de 1924.

 

Obras publicadas en volumen:

I.—Los contemporáneos. (París, 1907-12; cinco tomos en octavo; estudios críticos sobre españoles e hispanoamericanos).

II.—El amor de provincia. (Madrid, 1908; novela corta publicada en El Cuento Semanal; premiada en concurso celebrado por esa publicación).

III.—Los grandes maestros: Salvador Rueda y Rubén Dario. Estudio crítico de la poesía española en los últimos tiempos. (Madrid, 1908).

IV.—El castigo. (Madrid, 1909; novela corta en El Cuento Semanal).

V.—El culpable. (Madrid, 1909: novela corta en Los Contemporáneos, número 47).

VI.—Historia de la novela en España desde el romanticismo a nuestros días. (Madrid, 1912; un tomo en cuarto; obra premiada por el Ateneo de Madrid con el “Premio Charro-Hidalgo” en 1908).

VII.—Idilio de aldea. (Madrid, 1910; novela corta en El Cuento Semanal).

VIII.—El veraneo de Luz Fan jul. (Zaragoza, 1910; novela corta, reproducida en La Novela Semanal, Madrid, 1923, número 100).

IX.—Doña Violante. (Madrid, 1910; novela pícara y estudiantil).

X.—Poemas de provincia Y otros poemas. (Madrid, 1910; versos).

XI—La eterna historia. (Madrid, 1910; novela).

XII.—Poemas de primavera. (Madrid, 1911; versos).

XIII.—Matilde Rey. (Madrid, 1911; novela).

XIV.—La hora del abandono. (Madrid, 1911; novela corta en Los Contemporáneos, número 121). ] ,

XV.—Elogio de la crítica: Ensayos diversos. (Madrid, 1911).

XVI.—Campoamor: Biografía Y estudio crítico. (Madrid, 1911).

XVII—La rubia del paseo. (Madrid, 1911; novela corta en Los Contemporáneos, número 156).

XVIII.—El pianista. (Madrid, 1911; novela corta en ídem, número 188). |

XIX.—Marcelino Menéndez y Pelayo: Su vida y sus obras. (Madrid, 1912).

XX.—El misacantano. (Madrid, 1912; novela corta en El Cuento Madrileño).

XXI—Un drama en Episcópolis. (Madrid, 1912; novela corta en Los Contemporáneos, número 200 ).

XXII.—La loca de la casa. (Madrid, 1913; novela corta en Cuento Galante).

XXIII.—Las mejores poesías de amor. (Madrid, 1913).

XXIV.—Antonio de Trueba: Su vida y sus obras. Páginas es cogidas. (Bilbao, 1914).

XXV.—Julieta rediviva. (Córdoba, s. a.; novela en la Biblioteca Patria de obras premiadas, número 111).

XXVI.—Las grandes figuras de la guerra: Alberto I, de Bélgica: Su educación, su carácter, su vida, su intervención en la Guerra Europea. La epopeya de Bélgica. (Madrid, 1915).

XXVII—EI general Joffre: Su vida, sus campañas, sus enseñanzas, su carácter, su temple, el milagro de Francia. (Madrid, 1915)»

XXVIII.—Sir John French: El heroísmo del soldado inglés. La improvisación de un ejército. La personalidad del general French. (Madrid, 1915).

XXIX.—Tu marido lo sabe. (Madrid, 1916; novela corta en Los Contemporáneos, número 345).

XXX.—Brisas de Ultramar. (Madrid, 1916; novela corta en idem» | número 365).

XXXI—Rosita Fuenclara. (Madrid, 1916; novela corta en ídem, número 409).

XXXII.—E] paraíso de los solteros. (Madrid, 1916; mosala)

XXXIII. —Un déspota o un libertador: El problema de Méjico(Madrid, 1916; estudio).

XXXIV.—El Kronprinz: Su ambiente, su familia, su juventud, sus amores, su vida en la Universidad de Bonn. La opinión europea ante el Kronprinz. (Madrid, 1917; estudio).

XXXV.—Ivonne la loca. (Madrid, 1917; novela corta en a Contemporáneos, número 432).

XXXVI.— Serenata de estio. (Madrid, 1917; novela corta en idem, número 461).

XXXVII—Las dramaturgos españoles contemporáneos. Primera serie. (Madrid. 1917).

XXXVIII. —Escritores representativos de América. (Madrid,1917)

XXXIX.—Mademoiselle Milagros. (Madrid, 1918; novela).

XL.—Alma de monja. (Madrid, 1918; novela).

XLI.—La sacrificada. (Madrid. 1918; novela corta en Los Contemporáneos, número 500).

XLII.—Larra. (Madrid. 1919; estudio con prólogo de Gabriel Alomar).

XLIII.—Las frívolas y las perversas. (Madrid, 1919; novela).

XLIV.—Leopoldo Alas, “Clarín”: Juicio crítico de sus obras. (Madrid, 1920; estudio publicado en La Novela Corta; opúsculo).

XLV.—Armando Palacio Valdés: Juicio crítico de sus obras. (Madrid, 1920: estudio publicado en La Novela Corta; opúsculo).

XLVI.—El fado de Paco d’Arcos- (Madrid, 1922; novela corta en La Novela Semanal, número 33).

XLVII.—La juerga triste. (Madrid, 1923; ídem, ídem).

XLVIII.—Regalo de reyes. (Madrid, 1923; novela).

XLIX.—María Jesús, casada Y mártir. (Madrid, 1923; novela).

L.—Españolitas de Lisboa. (Valencia, s- 4-5 1924; novelas cortas, algunas de ellas publicadas anteriormente sueltas).

LI.—Ponchín 1, “Rey de la casa”. (Madrid, 1924).

 

Trabajos sin formar volumen:

1.—La vida literaria: Don Juan Valera. (En Nuestro Tiempo,Madrid. mayo de 1905).

2.—Navarro Ledesma, poela. (En La Lectura, Madrid, 1905, tomo III).

3.—Ramón del Valle-Inclán. (En Nuestro Tiempo, Madrid, noviembre de 1905).

4.—Literatura catalana: Maragall. (En ídem, julio de 1906).

5.—Literatura catalana: Luis Vía. (En idem, julio de 1906).

6.—El poeta de América: José Santos Chocano. (En ídem, M yo 10 y 25 de 1907).

7.—Emilia Pardo Bazán. (En La Lectura, Madrid. enero, febrero y abril de 1908).

8.-El teatro asturiano. (En La Lectura, Madrid, julio de 1909)

9.—El futurismo: Una nueva escuela literaria. (En Nuestro Tiempo Madrid, marzo 1910).

10.- Cartas de Moratín a Jovellanos. (En La Lectura, Madrid: setiembre y octubre, 1910).

11.—Un poeta de ayer y un poeta de hoy: Ricardo Gil y Ricardo León. (En Nuestro Tiempo, Madrid, marzo de 1912).

12.—El Centenario de Rousseau. Últimos años de Juan Jacobo. Su influjo póstumo. (En idem, agosto de 1912).

13.—El espíritu de “Clarín”. (En ídem, enero de 1913)

14.—Sor Juana Inés de la Cruz: Estudio anecdótico y biografía sentimental. (En ídem, julio de 1913). ]

15.—La estética de Federico Nietzsche. (En idem, 1914)
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16.—Antonio Machado. (En ídem, mayo de 1914).

17.—La poesía católica en Francia. (En ídem, diciembre, 1916)

18.—Ensayo sobre un crítico español del siglo XVIII (En Idem, noviembre de 1917).

19.—Enrique Federico Amiel. A propósito de un libro catalán sobre este pensador. (En idem, mayo de 1918)

20.—Isidoro Fernández Flórez, “Fernanflor”. (En Idem, diciembre 1918)

21.—El gran poeta de Portugal: Guerra Junqueiro. (En idem agosto de 1923),

22.—“Clarín”, como crítico. (En ídem, octubre 1923).

23.—Un novelista de la generación gloriosa: Jacinto Picón. (En idem, diciembre de 1923).

24.—El patriarca de la novela española: Don Armando Palacio Valdés. (En idem, agosto de 1924).

25.—La guapa del pueblo. (En la antología Cuentistas asturianos, del autor de la presente obra. Madrid, 1930).

 

Referencias biográficas:

Camín (Alfonso).—Una entrevista. (En la obra Hombres de España, Madrid, 1923).

Cansinos Assens (Rafael).—Consideraciones críticas. (En el libro Las escuelas literarias, Madrid, 1916).

Idem.—Pedro, Edmundo y Andrés González Blanco. (En la obra La nueva literatura, tomo 1V: La evolución de la novela (1917-1927), Págs. 29-39. Madrid, Edit. Páez, 1927).

Pantorba (Bernardino de).—Ensayos de crítica literaria: Andrés González Blanco. (En la revista Horizontes, Buenos Aires, 1927).

Suárez (Constantino).—Una semblanza (En el libro Cuentistas Asturianos, Madrid, 1930).