ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

MENENDEZ PIDAL (Luis).

 Famoso pintor contemporáneo, fallecido. También escritor aunque esporádicamente. Hermano de los dos que le preceden y del que le prosigue. (En mérito al prestigio dado a las letras y las artes españolas por los cuatro hermanos Menéndez Pidal, se dispuso por real orden de 27 de julio de 1917 que estos apellidos pasaran a sus descendientes y formando en consecuencia uno solo).

Fué Luis Menéndez Pidal una de las más sólidas repulsas pictóricas de España en los últimos lustros del siglo XIX y principios del XX. Entre los pintores asturianos, sin olvido de Álvarez Sala y Martínez Abades y algunos otros, fué en los años de su apogeo artístico el de personalidad nacional más robusta. Nicolás Soria ha escrito: “L. M. P. mira la naturaleza con ojos de enamorado, y al trasladarla a su obra le comunica el fuego de su corazón. De ella sacó siempre la médula de su arte; de los viejos maestros, el ejemplo de la experiencia”. Diaz-Canedo le acredita de “representante de una tendencia clásica, tradicional, sin asomo de aspiración al arcaísmo, fundada en la verdad expresiva y bella, dentro del naturalismo serio y fuerte de de nuestros grades genios pictóricos”. Silvio Itálico (Boletín del Centro de Estudios Asturianos, 1925) afirma que “Luis Menéndez Pidal pinta a Asturias maravillosamente… pero con colores de Castilla, con el gris del sayal y de tierra castellana… En el conjunto de su obra no cabe más que la de admiración. Es más, consideramos su arte como el estrecho abrazo nuestra naciente escuela regional con la pintura universal absoluta”.

No nació Luis Menéndez Pidal en Oviedo, como se asegura, ni en 1860, como se supone en el Diccionario enciclopédico hispano-americano. Tampoco en ninguna de las fechas que se anotan de 1864. El 18 agosto de 1861 es la verdadera de su nacimiento, que tuvo lugar en Pajares (Lena), donde solían veranear sus padres. Fueron ellos don Juan Menéndez y Fernández Cordero, nacido en dicho lugar, magistrado de profesión, y doña Ramona Pidal Pando.

Destinado como los otros hermanos, más por el estímulo del padre que por vocación propia, a la carrera de Leyes, cursó los estudios de segunda enseñanza y los de la Facultad de Derecho en varios institutos y universidades, debido esto al cambio de residencia del padre de desempeño de la profesión. Comenzó el bachillerato en Oviedo y lo continuó en Sevilla; hizo los estudios superiores en Madrid, Valladolid y Oviedo, en cuya universidad recibió el título de licenciado en Derecho Civil y Canónico.

De cómo nació su vocación artística, él mismo dice: “Sentí despertarse mi inclinación en Sevilla, al visitar el museo de aquella ciudad, primero que veía. Tenía yo entonces catorce años. Pero mi padre que pertenecía a la magistratura, no me permitió hacer estudios serios en el arte hasta que no hubiese terminado la carrera de Derecho, carrera que terminé en 1884”.

Ya con su título de licenciado en Derecho, ingresó en la Academia de Bellas Artes de Oviedo. En 1885 se trasladó a Madrid, proseguir sus estudios y prácticas de dibujante y pintor. Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y trabajó al mismo tiempo como discípulo en el estudio del pintor Alejandro Ferrant. Sólo permaneció en Madrid otro año. Al amparo de una beca, se trasladó a Roma a proseguir aquí sus estudios, lo que hizo bajo la dirección de los pintores españoles Pradilla y Villegas. De Roma pasó a Florencia, donde estuvo un año como alumno de la Academia de Ussi, y regresó a España en 1890.

Se había dado a conocer públicamente en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, a la que envió los cuadros Plañideras egipcias y Retratos, bien recibidos por la crítica y el público. También corresponden a esa primera época el cuadro Éxtasis de San Francisco, enviado a un concurso abierto por la revista madrileña La Ilustración Española de Americana en 1888, en el que quedó desierto el premio estipulado de cinco mil pesetas, concediéndose a Menéndez Pidal una mención honorifica. Convocado nuevamente este concurso en 1889 acudió con otro lienzo, A buen juez, mejor testigo, inspirado en la leyenda de ese título de Zorrilla y con él ganó el aludido premio. Este triunfo supuso su consagración. El mismo cuadro le valió una segunda medalla concedida con voto unánime en la Exposición Nacional de 1890, a la que envió también los lienzos titulados El espejo del bufón y Músico napolitano adquirido por la reina María Cristina.

Siempre ambicioso de perfección pasa los primeros tiempos de su nueva residencia en Madrid en el Museo del Prado, copiando por ejercicio obras maestras de la pintura universal. Acaso Velázquez fué de los que más le influyeron por entonces; al menos la critica advirtió su huella en algunos de los lienzos pintados a la razón por Menéndez Pidal.

En la Exposición Internacional de Bellas Artes celebrada en Madrid con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América (1892) presentó dos lienzos, Estudio y La cuna vacía; el último de ellos encomiado con las alabanzas de la crítica y del publico inteligente. Fue premiado con la primera medalla.

En el mes de agosto contrae matrimonio con Josefa Álvarez Santullano y Aramburu y establece definitivamente casa y estudio en Madrid. Menudean los encargos, acuden los discípulos y se robustece su fama. Continúa acudiendo a las Exposiciones Nacionales; en la de 1895 presenta Retrato de la señorita María Gilhou, Haciendo un juguete, Estudio de aldeana, Retrato y Una tarde en Pajares, y se le propone para una condecoración oficial; y en la de 1899 expone Estudio para el Lazarillo de Tormes, Retrato del duque de Sotomayor, Retrato de señorita y Salus infirmorum, premiado éste con con primera medalla y adquirido por el estado para el Museo de Arte Moderno.

Por esa época su renombre se extiende al extranjero. Contribuye a su fama fuera de las fronteras nacionales la concurrencia a la exposición Internacional de Múnich, en 1897, donde se premia con un dalia de oro el cuadro Un Soneto de Quevedo.

Las temporadas veraniegas las pasaba en la tierra natal, por la que sentía un amor entrañable, sentimiento que fué afirmando en él la tendencia a cultivar los temas de sabor regional. Tipos, escenas, costumbres, paisajes, todo encuentra en sus pinceles a un entusiasta y magistral intérprete, con lo que contribuye grandemente a difundir la estimación por las cosas asturianas fuera de Asturias ya que los pintores asturianos, entre los que algunos, como Medina Díaz y Zaragoza, fueron discípulos suyos, se aficionaran a los motivos vernáculos. La menor cantidad de su importante producción sobre temas astures ha quedado en la región natal; en su inmensa mayoría fué adquirida por entidades y particulares de otros puntos de España o pasaron al extranjero, especialmente la América española.

Al crearse el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1900 y ser reorganizados muchos centros de enseñanza, Luis Menéndez Pidal ingreso en la Escuela Superior de Artes Industriales como profesor de las formas en la naturaleza y en el arte. Al año siguiente pasó por concurso a la Escuela Superior de Artes y Oficios Artísticos, en la que explicó la cátedra de Arte Decorativo de Pintura, por él creada. También se dedicó a la enseñanza en la Escuela Superior de Bellas Artes, en la que sucedió en 1907 a Madrazo en la Cátedra de Dibujo y Ropaje.

El 4 de junio de 1907 ingresó en la Academia de Bellas Academia de Bellas Artes, con cuyo motivo leyó el discurso que se anota más adelante, acreditativo de su cultura artística y de sus condiciones de escritor, ya ensayadas antes como crítico de arte y también como poeta en castellano y en bable, si bien como poeta se resistió siempre a publicar.

Obras publicadas en volumen:

1.—Algunas apreciaciones acerca del medio de expresión en el arte. (Madrid, 1907; discurso de ingreso el 4 de junio en la Academia de Bellas Artes, de Madrid).

Trabajos sin formar volumen:

1.—Contestación al discurso de ingreso, La litografía y sus orígenes en España, de don Félix Boix en la Academia de Bellas Artes (Madrid, 1925: en el mismo volumen que el discurso).

Referencias biográficas:

Anónimo.—Una semblanza. (En El Carbayón, Oviedo, 5 de enero de 1895).

Díaz-Canedo (Enrique). —Luis Menéndez Pidal. (En los cuadernos Pequeñas Monografías de Arte, Madrid, s. a.)

Doménech (Rafael). — El pintor Luis Menéndez Pidal. (En ABC Madrid, 1924).

García Alix (Antonio).— Contestación al Discurso de ingreso de Menéndez Pidal en la Academia de Bellas Artes (Madrid, 1907; en el mismo volumen que el discurso)

Lamuño Cantell (José G.) —Memorándum: En el primer aniversario de la muerte de don Luis Menéndez Pidal. (En la revista Norte, Madrid, setiembre de 1932; número de la revista publicado con gran retraso).

Mélida (José Ramón).— Exposición: Luis Menéndez Pidal. (En la “Vista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1908).

Méndez Casal (A.)— Un estudio. (En la revista Raza Española, Madrid, 1925).

Ídem.—Crítica de arte: La pintura genuina española y la obra de Menéndez Pidal. (En ABC, Madrid, 1925).

Galinsoga (Luis de).— La efigie de Jesús que Menéndez Pidal entrevió y retrató. (En ABC, Madrid, un nº de febrero 1925)

Sánchez de Huelva (Alonso).— Los grandes pintores asturianos: Luís Menéndez Pidal y su obra. (En Norte, Madrid, Junio a 1931).

Soria (Nicolás).— Luis Menéndez Pidal. (En el Boletín del Centro del Estudios Asturianos, Oviedo, 1925, número 5).