ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

MENENDEZ FERNANDEZ (Teodomiro)

Político contemporáneo, uno de los dirigentes del Socialismo en Asturias. Nació en Oviedo el 25 de julio de 1879.

Acerca de los primeros pasos de su vida dice Antonio L. Oliveros en el libro Asturias en el resurgimiento español: “De familia humilde, se pensó en su pubertad dedicarlo a la carrera eclesiástica. Debió fallar el propósito por falta de protección, y Teodomiro Menéndez ingresó, ya hombre, de obrero en la Fábrica de Armas de Oviedo. Estudioso, con dotes oratorias, Menéndez se afilió al socialismo y empezó a destacarse, primero como organizador de sus compañeros de industria y después de abandonar ésta, seleccionado por consecuencia de una huelga, como lider de la organización ferroviaria comarcal”.

Sus actividades de propagandista y organizador le tuvieron más propicio a las aportaciones oratorias que a las literarias. Sin embargo, cultivó las letras, casi siempre al servicio de las doctrinas socialistas, pero también en ocasiones acerca de asuntos de actualidad y literarios, en diversas publicaciones regionales, entre ellas, algunas revistas de juventud y efímera vida. Por los años de 1915 al 17 fue en Oviedo corresponsal literario y administrativo del diario El Noroeste, de Gijón, en el que acaso desarrolló lo mejor de sus actividades periodísticas.

“Espíritu amplio, ingenuo, ambicioso de notoriedad – dice Oliveros -, Teodomiro Menéndez halló los mayores obstáculos para el desarrollo de sus aficiones políticas en sus propios correligionarios”. Sin embargo, consiguió figurar entre las personalidades más destacadas que colaboraron en la obra societaria dirigida por Manuel Llaneza, y a la muerte de éste vino a ser uno de los jefes, con Ramón González Peña, Amador Fernández y Manuel Vigil Montoto.

Con el apoyo del Partido Reformista, consiguió triunfar como diputado a Cortes por el distrito de Gijón en las elecciones generales de 1919, puesto que desempeñó corto tiempo debido a la inmediata disolución del Parlamento el año siguiente. En la lucha por la reconquista del acta de diputado le sorprendió de la instauración de la Dictadura impuesta por el general Primo de Rivera en setiembre de 1923. Contra ese régimen de fuera estuvo siempre en frente, aun en contra de los que dentro del Socialismo trataron de acercarse a colaborar con el dictador y, fue de los que, con Indalecio prieto, Fernando de los Ríos y otros, consiguieron predominar sobre quienes se avenían a que la Unión General de Trabajadores sobre quienes se avenían a que la Unión General de Trabajadores tuviera representación en la Asamblea Nacional con que el dictador sustituyó al Congreso de los Diputados.

En las postrimerías de la Monarquía presidió el Comité revolucionario de Asturias en el movimiento preparado por republicanos y socialistas para instaurar la República. Al ser instaurada ésta como consecuencia de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, Teodomiro Menéndez se hizo cargo del gobierno civil de la provincia. En las elecciones de diputados a las Cortes Constituyentes celebradas en julio de ese año, salió triunfante en la candidatura por Asturias de la conjunción republicano-socialista. En enero de 1932, al hacerse cargo Indalecio Prieto del Ministerio de Obras Públicas, le llevó a su lado como subsecretario, puesto que desempeñó hasta la caída de ese ministerio presidido por Manuel Azaña, en setiembre de 1933.

En las elecciones celebradas en noviembre de ese año, por los partidos políticos de ideología conservadora a causa de la concurrencia de los elementos de izquierda en total desunión, Teodomiro Menéndez fue reelecto diputado por la minoría también por la provincia de Asturias.

En la revolución desencadenada por los socialistas en octubre de 1934, a causa de haber entrado a formar parte del Gobierno el partido antirrepublicano conocido por la CEDA y dirigido por José Gil Robles, Teodomiro Menéndez figuró como uno de los organizadores del movimiento sostenido por los mineros en Asturias. Al entrar en Oviedo las fuerzas enviadas por el Gobierno, que estaba presidido por Alejandro Lerroux, fue encarcelado y sometido a gravísimo proceso. A causa de la larguísima incomunicación sufrida y a la constante amenaza de sus carceleros de ser pasado por las armas, le sobrevino un delicado desequilibrio nervioso, obsesionado con la idea de suicidarse, lo que intentó arrojándose en diciembre de 1934 por una ventana a un patio de la cárcel, a una altura de siete metros, quedando en muy grave estado y al parecer resentido físicamente sin probable curación. Sentenciado a muerte en el Consejo de Guerra que juzgó a él y a González Peña, le fue conmutada esta pena por la de cadena perpetua que pasó a cumplir en el penal del Dueso, en Santoña (Santander), de donde salió en febrero de 1936, a favor de la amnistía promulgada como consecuencia del triunfo electoral alcanzado por todos los partidos populares socializados. Tres meses después se le designaba para ocupar una plaza de ministro en el Tribunal de Cuentas de la República.