ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

PEDREGAL Y SANCHEZ CALVO (José Manuel)

Político contemporáneo que ha militado en las fuerzas acaudilladas por Melquiades Álvarez, a través de sus varias denominaciones.

Nació en Oviedo el 1 de diciembre de 1871, hijo del famoso político republicano don Manuel Pedregal y Cañedo, reseñado paginas atrás, y de doña Ascensión Sánchez Calvo. Padre de Manuel Pedregal Fernández, también reseñado.

Contaría un año cuando sus padres se trasladaron a Madrid. Desde entonces, Madrid es su residencia habitual, alternada con temporadas en Asturias: en Grado y en Oviedo en compañía de los abuelos o los padres, cuando estaba soltero, y en Avilés, después de casado.

En Madrid cursó todos sus estudios. El bachillerato en la Institución Libre de Enseñanza y la carrera de derecho en la correspondiente Facultad de la Universidad Central hasta doctorarse en 1894, probablemente.

Ya desde estudiante se orientaba su vida con rumbo a la política. El ambiente de reforma de la vida española que se respiraba en la Institución Libre de Enseñanza fué formando su espíritu y su mentalidad.

Decidió entonces especializarse en materias económicas, particularmente hacendísticas.

La forma dilecta suya en la exposición y propaganda de las ideas ha sido siempre la oratoria; escasas veces ha hecho uso de la pluma.

Una de ellas, en los comienzos de sus actividades políticas, con una breve crónica desde el boletín de la citada Institución, en 1895.

Al fallecimiento de su padre en 1896 se le eligió para ocupar la vacante de consiliario en dicha entidad, a cuya junta directiva continúa perteneciendo desde entonces. Ejerció de presidente accidental por los años de 1907-8 y efectivo desde el fallecimiento de Azcarate en 1917.

En 1900 (16 de julio) contrajo matrimonio en Avilés con doña María Fernández, en posesión de opulenta fortuna, circunstancia que le consintió dedicarse plena y desinteresadamente a su ideario político.

Decidido a entrar de lleno en la vida pública, militante en las fuerzas dirigidas por Melquiades Álvarez, se presentó candidato a diputado a Cortes sucesivamente por los distritos de Belmonte (Asturias) y Madrid sin alcanzar el triunfo. En 1907, por fin, con el apoyo de algunos elementos de raigambre conservadora, salió triunfante su candidatura como republicano por el distrito de Avilés, contra el que venía siendo diputado liberal desde muchos años atrás, Julián García San Miguel, Marqués de Teverga. Representó en Cortes al distrito avilesino desde esa fecha hasta el advenimiento de la dictadura del general Primo de Rivera en setiembre de 1923.

Durante esos tres lustros largos la personalidad política de Pedregal fué una de las más respetadas en el parlamento por partidarios y adversarios, contribuyendo a ese prestigio sus elocuentes intervenciones en los debates y su concurso en los trabajos de diferentes comisiones. Su actuación fuera de las Cortes no disonó nunca de la desarroIlada en ellas. Desde la fundación del Partido Reformista en 1913 en torno a la figura de Melquiades Álvarez, figuró en el grupo como la personalidad más conspicua. En los cambios y mutaciones de ese partido, que ni era monárquico ni republicano, porque, al decir del jefe, las formas de gobierno son transitorias, la personalidad de Pedregal quedaba siempre un poco a salvo de las críticas que ello suscitaba.

Al formarse en 1922 el gobierno presidido por don Manuel García Prieto como coalición de todos los partidos políticos de ideología liberal, en la que entré también el Partido Reformista, el jefe de éste, Melquiades Álvarez, pasó a ocupar la presidencia del Congreso de los Diputados y Pedregal fué designado para regentar el Ministerio de Hacienda.

Al cabo de algunos meses, el incumplimiento de la reforma del artículo 11 de la Constitución de 1876, que implicaba el cambio de la palabra tolerancia por la de libertad de cultos, y que había sido una de las condiciones en que se sustentaba la coalición ministerial, decidió a Pedregal a dimitir dicha cartera.

Compartió Pedregal sus actividades políticas con otras ocupaciones más o menos afines a ellas y algunas disímiles. El Centro Asturiano le llevó al seno de su junta directiva en 1902 como vicepresidente primero, puesto en el que se le reeligió dos años después. Fué miembro de la Junta de Aranceles y del Consejo Superior de Emigración: vocal, primero, y vicepresidente después, del Instituto de Reformas Sociales, desde 1916; vicepresidente también de la Liga para la Defensa de los Derechos del Hombre; presidente de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, del Tiro Nacional, de la Sociedad Colombófila y de la Institución Libre de Enseñanza que, como queda dicha, continúa presidiendo. En marzo de 1918 se le eligió académico de número de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, plaza de la que tomó posesión en mayo del año siguiente.

Mientras duró la dictadura implantada por Primo de Rivera (1923-1930), Pedregal, como los más de los políticos españoles, permaneció alejado de la vida pública. Volvió a ella cuando en este último año la dictadura fué sustituida por un gobierno que presidió el general Damaso Berenguer; Pedregal aceptó de este gobierno el nombramiento de vocal del Consejo de Estado, La República, poco después de su advenimiento en abril de 1931, le elevó a la Presidencia de ese alto organismo.

Cuando las elecciones de diputados a las Cortes Constituyentes de julio de ese año, el Partido Reformista, que entonces había adoptado ya la denominación de Partido Republicano Liberal Demócrata, presentó candidatura por Asturias en la que iba incluido el nombre de Pedregal.

A causa de una agresión por elementos adversarios contra los candidatos cuando éstos iniciaban su propaganda política en el Teatro Campoamor de Oviedo, se acordó la retirada de la candidatura y la renuncia de cargos de los candidatos, como protesta contra el desamparo en que se sentía el partido ante las autoridades y el gobierno. Los que no estuvieron conformes con el acuerdo se separaron de la táctica impuesta por Melquiades Álvarez Pedregal lo estuvo y renunció a la Presidencia del Consejo de Estado. Pero hubo de ver, sorprendido, que su jefe aceptaba muy poco después la inclusión de su nombre en la candidatura republicano socialista por Valencia, faltando al compromiso adquirido con su propio partido, lo cual decidió a Pedregal a separarse de él. Presentada su candidatura en las primeras elecciones parciales por la provincia de Cáceres, Pedregal salió derrotado por el candidato socialista, que lo era Victoria Kent.

Dentro del Partido Reformista, después Partido Republicano Liberal Demócrata, Pedregal representó siempre la tendencia más avanzada, contra la de retroceso a normas más conservadoras mantenida por el propio jefe. Con motivo de la declaración de fe política, Monarquía o República, en que habría de sustentarse el discurso pronunciado por Melquiades Álvarez en el Teatro de la Comedia en junio de 1930. Antonio L. Oliveros razona de esta manera lo que en el seno del partido sucedía: “Los hombres de la Institución Libre de Enseñanza que aún quedaban en el reformismo delegaron en José Manuel Pedregal, representación de la izquierda del partido, la defensa del criterio republicano.»

Los derechistas confiaron a Ramon Álvarez Valdés la victoria del suyo.

Y venció el último, porque se complacía con el sentir de Melquiades Álvarez, opuesto a las pretensiones revolucionarias de los republicanos a los que despreciaba en lo íntimo de su conciencia tanto como prevención le inspiraba aquella democracia popular que su verbo había ensalzado maravillosamente y continuaba ensalzando”. Sin embargo, ha de entenderse que el republicanismo de Pedregal siempre pecó de exceso de comedimiento, como lo demuestra ya el hecho de haber militado en un partido que ni era republicano ni monárquico y que aceptara colaboración ministerial con la monarquía. Acaso por esta condición de su ideología y de su temperamento la República no se pudo servir de su concurso cuánto era dado esperar, como lo prueba el hecho de que Manuel Azaña, siendo Jefe del Gobierno, no haya podido conseguir que aceptara la dirección de un ministerio ni puestos tan importantes como la Presidencia del Monopolio de Petróleos.

Para que Pedregal decidiera apartarse de la política reformista fué preciso que la veleidad de Melquiades Álvarez más arriba apuntada colmara el vaso. Oliveros nos da una idea de tales inconsecuencias con estas palabras: “Apoyó entonces (1917) la iniciativa (no recuerdo quién la sugirió de que José Manuel Pedregal dirigiese el reformismo en Asturias como jefe provincial único, con lo que se descargaba a Melquiades Álvarez de ese cuidado.)

La importancia de nuestra entidad política en Asturias requería la atención y dirección de una alta personalidad del partido, con dotes de organizador, cualidad de la que Melquiades Álvarez carece. José Manuel Pedregal goza en Asturias de un prestigio eminente… Esto explica que tan pronto como circuló su nombre para la jefatura del reformismo, las organizaciones primarias del partido lo acogiesen con entusiasmo unánime y que Melquiades Álvarez, bajo la presión del clamor general, le propusiese el cargo, que Pedregal aceptó.

¿Y con qué consecuencias? Con las de que, desde esa misma hora, Melquiades Álvarez se dedicase, influido por su camarilla de Oviedo, a convertir en puramente nominal la jefatura del diputado por Avilés”.

Aunque apartado del reformismo, este partido apoyó con otros elementos, la candidatura de Pedregal para la elección del vocal provincial por los Ayuntamientos, en julio de 1933, ante el Tribunal de Garantías Constitucionales. Perdida la elección por escaso número de votos al celebrarse el escrutinio, en la revisión de éste se le concedió el nombramiento y formó parte de ese alto Tribunal hasta 1936.

Ha de anotarse también, como otra participación en la política bajo la República, que fué llamado a consulta por el primer presidente Alcalá Zamora en la solución de algunas crisis ministeriales. En una de ellas, la producida al caer en octubre de 1933 el primer ministerio presidido por Alejandro Lerroux, figuró entre los que recibieron el encargo de formar gobierno, sin que pudiera satisfacer tal comisión.

Cuando la revolución socialista de octubre de 1934, los rebeldes hicieron prisioneros en la noche del día 6 a Pedregal, a su esposa y a su hija. A éstas, después de permanecer presas en la aldea de Miranda algunas horas, se las puso en libertad; Pedregal fue trasladado a Trubia, donde se le tuvo prisionero en el recinto de la Fábrica de Armas, falto de lo más indispensable para la vida y bajo constante amenaza de muerte.

Al cabo de doce días se le puso en libertad por las tropas que acudieron a Asturias a sofocar la rebelión.

Obras publicadas en volumen:

I.— La prerrogativa regia y la reforma constitucional. (Madrid, 1919; discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, leído el 4 de mayo de ese año y contestado por don Amós Salvador).

Trabajos sin formar volumen:

1.—Prólogo a El Estado y el Banco de España. Política fiduciaria y participación en los beneficios, de L. Victor Paret. (Madrid, 1921).

Referencias biográficas:

Oliveros (Antonio L.).— Alusiones y referencias. (En la obra Asturias en el resurgimiento español, Madrid, 1935).

Salvador (Amós).— Contestación al Discurso de ingreso de Pedregal en la Academia de Ciencias Morales y Políticas. (Madrid, 1919; en el mismo volumen que el discurso).

Suarez (Constantino).— Políticos nuevos: Don José Manuel Pedregal, (En el Diario Español, Habana, mayo de 1923; trabajo reproducido por La Voz de Avilés, 5 y 6 de julio del mismo año).

V. G. de M.— El ex-ministro señor Pedregal narra para los lectores de “E] Sol” las incidencias de su cautiverio bajo el poder de los revolucionarios. (En El Sol, Madrid, 24 de octubre de 1934).